La fobia a los insectos o entomofobia y la fobia a los animales o zoofobia, son fobias muy comunes entre los humanos. El miedo, terror y rechazo que estos pueden provocar en las personas es variable, dependiendo de la medida en que afecta a la vida cotidiana de la persona que posee la fobia.
El origen de estas fobias puede ser distinto: como algún trauma de la infancia, heredadas o aprendidas de alguien cercano que presenta la misma fobia, alguna película o serie, etc.
Pero, ¿cómo afecta realmente una fobia a las personas?
Ante la posibilidad o cercanía de los insectos o animales que les causan la fobia, estas personas experimentan angustia, sudores, palpitaciones, taquicardias, conductas de evitación, ansiedad, etc.
Las fobias a insectos y animales más comunes entre las personas son:
ARACNOFOBIA
Seguro que has oído hablar de ella en numerosas ocasiones: es el miedo a las arañas. Algunos científicos aseguran que el miedo a las arañas es algo innato proporcionado por la evolución. Antiguamente, estos insectos mataban a muchas personas gracias a su sutileza y escondites y únicamente aquellos humanos que se mantenían alerta y conseguían detectarlas, lograban sobrevivir. Es por ello que se considera este miedo innato.
MUROFOBIA
Miedo a ratas y ratones. Estas personas sienten miedo o repulsión al ver o al imaginarse una rata, y suelen evitar lugares donde creen que podría haber alguna rata, por ejemplo lugares oscuros y poco visitados como los sótanos, o incluso algunas zonas rurales.
APIFOBIA
Miedo a las abejas. También suele estar relacionada con el miedo a otros insectos voladores como avispas. La posibilidad de que les produzcan picaduras lleva a la persona a huir de ellos, agitarse y evitarlas constantemente.
KATSARIDAPHOBIA
Miedo irracional a las cucarachas. Las personas con esta fobia suelen limpiar su casa a fondo, hacer una fumigación constante con insecticidas, barren y cepillan continuamente las alfombras de cocinas y baños, etc.
CINOFOBIA
Miedo a los perros. En la mayoría de los casos, este miedo irracional procede de la infancia. Puede desarrollarse hacia todos los perros sin importar su tamaño, color o raza; o por el contrario, tener un miedo particular a perros de determinadas características.
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